JOSEPH ROTBLAT (1908-2005)
Las fuentes bibliográficas principales de las que he sacado esta biografía son:
Asimismo he consultado las siguientes webs:
Durante el proyecto Manhattan, en Los Álamos los científicos británicos y estadounidenses estaban tan inmersos en la carrera para producir una bomba, que no se les ocurrió parar cuando sus competidores del equipo alemán la abandonaron. En 1944, cuando quedó claro que no habría bomba alemana, sólo uno de entre todos los científicos de Los Álamos abandonó la competición. Aquel hombre era Joseph Rotlab.
Rotblat nació en Varsovia (Polonia) en el seno de una familia de comerciantes judíos del transporte en carruajes que se vio arruinada por la Primera Guerra Mundial. Hubo de trabajar como electricista y formarse de manera autodidacta hasta que consiguió ingresar en la Universidad Libre de Polonia, donde se graduó en 1932 y fue Director Asistente del Instituto de Física Atómica (1937-1939). Simultáneamente fue investigador del Laboratorio Radiológico de la Sociedad Científica de Varsovia (1933-1939).
Rotblat prosiguió sus estudios en la Universidad de Varsovia, donde se doctoró en 1938. Al año siguiente se trasladó a la Universidad de Liverpool en donde obtuvo la beca Oliver Lodge. Su mujer, Tola Gryn, que no lo acompañó por encontrarse convaleciente, quedó atrapada por la invasión nazi de Polonia y murió en el gueto de Varsovia. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el gobierno británico identificó a varios parientes de Rotblat que habían sobrevivido al Holocausto (su madre y tres de sus hermanos) y facilitó su reencuentro en el Reino Unido. En 1946 adquirió la ciudadanía británica.
Como contribución a la lucha contra el nazismo, Rotblat participó en el proyecto Tube Alloys de la Universidad de Liverpool y en el Proyecto Manhattan de desarrollo de la bomba atómica, pero al enterarse de que existía el propósito ulterior de afirmar la superioridad estadounidense sobre la Unión Soviética, una vez confirmado el hecho de que los alemanes iban a ser incapaces de su desarrollo, abandonó el proyecto. Esto le valió el mote de espía y tener prohibida la entrada a los Estados Unidos hasta la década de 1960.
Tras dejar el Proyecto Manhattan, Rotblat se reintegró a la Universidad de Liverpool, donde llegó a ser director de investigación en Física Nuclear. Más tarde fue nombrado profesor de Física en el Hospital Universitario St Bartholomew de la Universidad de Londres (1950-1976), orientando su trabajo hacia aplicaciones médicas. Fue nombrado Profesor Emérito de dicha universidad.
Fue el fundador en 1948 de la Asociación Británica de Científicos Nucleares (BASA), que reunió a una amplia gama de investigadores preocupados por la aplicación militar de la tecnología nuclear.
En 1955 Rotblat fue el signatario más jóven del Manifiesto Russell-Einstein contra las armas atómicas, presentando el documento al público junto con Bertrand Russell, y participó más tarde en la organización de la Conferencia Pugwash, un mecanismo de colaboración entre los científicos de ambos lados de la cortina de hierro. Fue su secretario general (1957-1973), presidente del Directorio del capítulo británico (1978-1988) y presidente mundial de la organización (1988-1997).
No es Rotblat un físico al que conozcamos preeminentemente por su contribución científica. Sus mayores logros en Física Fundamental los obtuvo en la Universidad de Liverpool junto a James Chadwick, estudiando la energía de los neutrones liberados en la fusión del átomo de uranio.
En la Universidad de Londres, su trabajo en Física Médica se centró en el efecto de la radiación sobre el organismo humano: radioterapia y radiobiología. Ocupó el cargo de editor de la revista Physics in Medicine and Biology y fue presidente del Instituto Británico de Radiología. Esta especialización le permitió volver a tomar contacto con el desarrollo de armas nucleares, cuando tuvo oportunidad de revisar los datos que mostraban el efecto de uno de los primeros ensayos de la bomba de hidrógeno en la tripulación de una nave japonesa que se vio afectada.
Sin embargo, a Rotblat siempre se le recordará por ser uno de los físicos que más ha contribuido a la historia del pacifismo nuclear y la ética investigadora. Muy merecidamente fue galardonado con el premio Nobel de la Paz en 1995. No obstante, como bien apunta Freeman Dyson, de haber estado en el momento oportuno en el lugar oportuno quizás su contribución hubiera sido mayor.
En efecto, el verano de 1939 fue el momento en el que se podría haber emprendido una acción decisiva para anticiparse a la fabricación de armas atómicas. Unos meses antes, en enero, se había celebrado un encuentro de físicos en la Universidad George Washington en donde Bohr y Enrico Fermi llevaron desde Europa las noticias sobre la fisión nuclear. Durante los meses posteriores Bohr y John Wheeler se dedicaron a desarrollar la teoría en Estados Unidos; la posibilidad de una reacción de fisión en cadena quedó confirmada mediante experimentos realizados en distintos paises; entre otros, Rotlab lo hizo en Polonia, y Yakov Zeldovich y Yuli Khariton desarrollaron la teoría en Rusia. Todavía no era nada secreto, todos estos trabajos se comentaron abiertamente y se publicaron con rapidez. Los protagonistas de todos los paises (Bohr, Einstein, Fermi, Werner Heisenberg, Piotr Kapitsa, Khariton, Igor Kurchatov, Frederic Joliot, Rudolf Peierls y J. Robert Oppenheimer) tenían aún libertad para hablar entre ellos y elegir una línea de acción común. Quizás un libro de estilo ético similar al que emprendieron los biólogos cuando años después se descubrió la recombinación del ADN, en la declaración de Asilomar.
Nadie se atrevió, estaban más preocupados, como dejaron claro en la anterior conferencia Bohr y Fermi, en absurdos debates sobre el mérito científico y las anticipaciones de unos u otros sobre ciertas ideas. Aunque esto es pura especulación de Dyson en su libro, desgraciadamente el único que quizás podemos pensar que hubiera emprendido esta tarea era Joseph Rotblat, que lamentablemente se encontraba todavía en Polonia cuando los físicos se reunieron en Estados Unidos y hablaron de la posibilidad de crear armamento nuclear.