MAX BORN (1882-1970)
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Max Born nació en Breslau, Alemania (hoy Wroclaw, Polonia) en 1882. Su padre era especialista en anatomía y embriología y su madre procedía de una rica familia de industriales silesios. Estudió en la Universidad de Breslau desde 1904, pasando, no obstante, dos semestres en Heidelberg y Zurich. De 1904 a 1906 permaneció en Gotinga donde fue alumno de los famosos matemáticos Felix Klein, Hilbert y Minkowsky. Obtuvo su grado de doctor en 1906 con una tesis sobre matemáticas dirigida por Hilbert. en los años siguientes trabajó en diferentes universidades adquiriendo una gran capacidad en matemáticas y física teórica, y en 1921 fue nombrado catedrático de física teórica en la Universidad de Gotinga. Teniéndole a él como teórico, y a James Franck (autor del famoso experimento Franck-Hertz) como físico experimental, esa universidad prosperó y se transformó con suma rapidez en uno de los centros principales de investigación en física. Baste con decir que en esa época trabajaron en Gotinga muchos físicos famosos: K.T. Compton, Condon, Blackett, von Hippel, Houtermans, Rabinowitsch, etc., entre los experimentales; y Pauli, Heisenberg, Fermi, von Neumann, Wigner y Dirac entre los teóricos. De los múltiples discípulos de Max Born, los más famosos fueron: Delbruck, Elsasser, Jordan, Maria Goeppert-Mayer, Nordheim, Oppenheimer y Weisskopf.
En 1933 los nazis le destituyeron por motivos raciales y le forzaron a emigrar de Alemania. Se marchó al Reino Unido, primero a Cambridge (1933-1936) y después a Edimburgo (1936-1952). En 1954 se retiró a Bad Pyrmont (Alemania), en donde pasó el resto de su vida.
En 1954, le fue el concedido el premio Nobel a Max Born por sus investigaciones en física cuántica.
Born fue uno de los firmantes en 1955 del manifiesto Russell-Einstein, un escrito pacifista contra la proliferación de armas de destrucción masiva (por aquel entonces las nucleares).
Murió en Gotinga y está enterrado en el mismo cementerio que Hilbert, Planck, Weber, von Laue o Nernst.
Born fue, junto con Bohr y Heisenberg, uno de los pocos físicos que construyó la estructura filosófica de la mecánica cuántica. Su principal contribución fue, como se sabe, la interpretación probabilística de las ondas de Schrodinger, una interpretación que sitúa el concepto de probabilidad en el papel principal y deja ampliamente indeterminado el comportamiento de un sistema individual, abriendo así el camino a una descripción acausal. No fue por coincidencia por lo que Born empezó a considerar la idea de acausalidad en física ya en 1920, mucho antes incluso de interesarse por la teoría cuántica.
Las ideas de Born relativas a la naturaleza de la física eran opuestas a las de Einstein, y lo admitía con franqueza cuando escribía sobre sus disputas científicas: "Se trata, en realidad, de una diferencia fundamental en la concepción de la naturaleza". Einstein, por su parte, asentía en una carta a Born: "En nuestras perspectivas científicas nos hemos vuelto antípodas. Tú crees en el Dios que juega a los dados y yo creo en la ordenación total y en las leyes de un mundo que existe objetivamente y que trato de captar en una forma frenéticamente especulativa".
Born aceptó sin reservas el principio de complementariedad de Bohr; la frase siguiente expresa esa afirmación con la suficiente claridad: "...el desarrollo de la física moderna ha enriquecido nuestro pensamiento con un principio nuevo de importancia fundamental: la idea de complementariedad". Esto hace comprensibles y hasta naturales las opiniones pesimistas que Born tenía con respecto a nuestras posibilidades de comprender el mundo físico: "Hemos llegado al final de nuestro viaje por los abismos de la materia. Buscábamos un suelo firme y no lo hemos encontrado. Cuanto más profundamente penetramos, tanto más inquieto, más incierto y más borroso se vuelve el Universo".
Totalmente coherente con sus ideas, Born también consideró con detalle el determinismo clásico, y en un artículo titulado Is Classical Mechanics in fact deterministic?, publicado en 1955, presentó un estudio de un gas propuesto por Lorentz como el movimiento de esferas duras en un plano, de forma que un pequeño cambio en las condiciones iniciales alteraría considerablemente la trayectoria de una partícula en el gas. Born concuyó que tampoco el determinismo asociado con la mecánica clásica era real.